Regalo.
Cambié, mejor dicho oculté. Yo no era así, yo no soy así. Tal vez si sea así pero cambio cuando puedo estar con alguien en quién confío. En él confío, confiaba. Como cuando preparas un regalo: la bolsa, lo que vas a regalar y el moño. De la misma forma y en tres pasos le entregué todos mis sentimientos y emociones más escondidas y sensibles. El corazón, mis sentimientos y el moño para decorar."Tomá, para vos. Espero que te guste, sino lo cambias" ¿Qué paradójico, no? Parece que ese regalo gustó unas semanas, después tiró la bolsa contra el suelo, la tuve que ir a buscar yo porque quería todo eso de vuelta eso que era mio, pero la encontré tirada y lo que estaba adentro no estaba ¿Y lo peor de todo? La bolsa rota, hecha pedazos. Y eso no era todo porque semanas después parecería que ese corazón seguía conectado con esa persona y cada cosa que hacía repercutía y rompía más y más. Desesperante el dolor, desesperante no saber como parar esa "conexión". El regalo fue tratado como único, cuando ya no gustó fue tratado como uno más. ¿No importaba romperlo?¿Por qué romperlo de esa forma? Como pudo, supongo, "devolvió" esa bolsa. La dejó. Como pude, la busqué, la levanté, traté de reconstruirla, todavía no entendiendo el por qué, y cada recuerdo malo es una abolladura más pero acá estoy, reconstruyéndola ¿Qué otra cosa puedo hacer?
